Las Abejas Trabajo en Equipo
Uno de los ejemplos más eficaces que tene mos en el reino animal respecto al trabajo en equipo es el mundo de las abejas, déjenme empezar por hacer algunas reflexiones… ¿Cómo se organizan de una forma tan per fecta? ¿Por qué hacen tanto esfuerzo? ¿Cómo saben cuál es su horario de trabajo y lo que tienen que hacer? ¿Qué reciben a cambio de ese trabajo? ¿Quién las motiva? ¿Quién las reconoce?
Las abejas están diferenciadas en funciones y jerarquías, como lo explican algunos etólo gos expertos, las abejas están divididas en castas y podemos encontrar a la reina, a la obrera, al zángano, a su vez, las obreras se dividen en subgrupos, dependiendo de la tarea que les corresponda, por ejemplo la nodriza, la recolectora, etc
Las abejas representan así la vida organiza da y disciplina. ¿Sería esto posible si todas fueran iguales o si cada una hiciera cual- quier cosa? Obviamente no, en primer lugar, lo que le gusta hacer a un animal gregario como las abejas, los caballos, etc. Es justa mente lo que tiene que hacer en función del bien común, del bien del grupo al que pert enece.
Una abeja reina no va a ser mejor reina si se pone a hacer el trabajo de una obrera, ni una obrera va a poder hacer el trabajo que le toca hacer a una reina, en este caso la reina es fértil y la obrera no lo es. Con lo cual, es mejor que cada una asimile y dé gracias por lo que es y sabe hacer, que disfrute lo que tiene y realice lo que le ha tocado en suerte en esta vida. ¿Te imaginas lo que sucedería si todas las obreras quisieran ser reinas y los zánganos ser obreros y las reinas salir de la colmena a saltar de flor en flor? Seguramente no tendríamos miel y quizás tampoco quedarían abejas
¿Quién las motiva? ¿Quién las reconoce?
Llevándolo al mundo organizacional ¿Por qué los seres humanos cuando pertenecemos a un equipo no lo hacemos igual que las abejas? Empecemos por nombrar algunas causas que yo observo:
1. El ego, este mal que nos bloquea, nos inhibe a ceder, a escuchar, a la apertura, queriendo siem pre estar mejor o tener más o aparentar ser mejor que los demás, esta necesidad de saberme supe rior al otro.
2. La escasa vulnerabilidad, representada por el miedo a que los demás vean que no sé, que no conozco o que no puedo, en ocasiones preferimos quedar mal o hacer mal un trabajo que recibir ayuda… ya ni hablemos de pedirla!!
3. El individualismo, o también visto como egoísmo, el ver primero para ti, que se cumplan tus objetivos individuales y dejar de lado el objetivo o propósito mayor.
4. La indiferencia o ambigüedad, esta actitud de “me vale, mientras yo esté bien lo demás no me importa” y esto hace que pases sobre los intere ses, gustos, principios de los demás, un escaso compromiso.
5. La insatisfacción, querer lo que tienen o hacen los demás, quejarte por lo que tu no tienes en vez de aprovecharlo y maximizarlo.
6. La falta de responsabilidad, siempre habrá un culpable que no seas tu, siempre habrá un pretexto… “no me dieron la información” “no me avisaron” “no sabía”
¿Qué hace falta para actuar como abejas?
Empecemos por ser responsables, por asumir lo que nos toca, no desde la mediocridad sino desde la responsabilidad que implica lo que haces.
Ayuda a los demás sin pretextos de no saber cómo, simplemente colabora sin esperar nada a cambio.
Genera confianza, muéstrate vulnerable aceptando y pidiendo ayuda.
Alinea tu propósito individual con el propósito mayor.
No te preocupes si los demás hacen o no hacen, si cumplen o no cumplen, haz lo tuyo lo mejor que puedas.
La función de las abejas y el trabajo en equipo se basa en algo muy simple: ayuda, respeta y sé disciplinado.