EL COMPROMISO NO SE COMPRA
Los líderes suelen sumergirse en tratar de entender las razones por las que sus colaboradores no dan los resultados esperados, en ocasiones suelen llevarlo al campo de las habilidades para el trabajo o puede ser que lo lleven también a que no tienen el compromiso “actitud” para hacerlo.
En mi experiencia de varios años creando, alineando y coacheando equipos de trabajo, me he dado cuenta que por naturaleza, no hay equipos ineficaces sino mal gestionados, todos los colaboradores tienen talentos, algunos más, algunos menos, sin duda diferentes respecto a los demás, es en principio responsabilidad de ellos desarrollarlos, en segundo plano, es responsabilidad del líder potenciar ese talento en los lugares, tiempos y tareas apropiadas.
Cuando los líderes ponen la falta de compromiso del colaborador como una de las principales justificaciones de los malos o pobres resultados, me acerco a ellos para preguntarles ¿Sabes cuál es el propósito de tu colaborador consigo mismo, con el equipo y la empresa? Y tristemente la mayoría de las respuestas es un “No”, a veces disfrazado de un “Debiera ser que”, “Me imagino que”, “Yo creo que” pero la realidad es que pocos lo conocen.

"Es complicado que la gente de lo mejor de sí cuando no le encuentra un sentido a lo que está haciendo, un sentido que en principio le beneficie a él y entonces lo ponga después al servicio de los demás."
Cuando se crea un propósito en un equipo de trabajo, lo que sucede normalmente es que el líder busca convencer al resto de querer lo mismo que él quiere para que entonces ya quieran lo mismo y lo bautizan como “Propósito común”, ¡¡¡error!!! Si un colaborador no ve incluido su propósito individual en el propósito común, lo que te espera como líder es que durante un tiempo esté convencido por la euforia, por la motivación que da un nuevo proyecto, un nuevo trabajo, etc. Pero tarde o temprano va a perder interés, inclusive puede llegar a sabotear algo que crearon “Entre todos y para todos” simplemente porque no ve su propósito individual cumpli do, la lectura aérea de muchos líderes es que les falta compromiso ¡¡¡obvio!!! ¿Cómo se va a comprometer con algo que no está convenci do? ¿Cómo se va a comprometer con algo impuesto? Lo peor es que le dejamos esa responsabilidad al colaborador.
Muy diferente es cuando desde tu rol de líder alineas los propósitos individuales con los del equipo y los de la empresa, no te digo que tengas una actitud pater nalista de cumplirle sus deseos, pero si de diagnosticar y descubrir que le mueve a tu colaborador, para qué está en ese puesto y entonces saber de inicio, si está en el lugar, equipo y empresa adecuados, en caso que sea así, hacerle ver que su propósito individual está incluido en el común y que está en manos de todos que se cumpla, así… así nace el compromiso, desde la naturalidad, desde el interés, desde el convencimiento, desde encontrarle un sentido a lo que se hace todos los días.
El compromiso no tiene precio, no lo puedes comprar, no puedes ponerle un bono, inclusive no lo puedes medir a la hora de contratar o invitar a alguien a tu equipo, pero si lo puedes desarrollar, lo puedes fortalecer, lo puedes llevar a su máximo potencial, siempre a través de la influencia, del liderazgo, desde el interés que muestres en tu colaborador.